2013-09-24 L’Osservatore Romano
Se concentró en poco más de diez horas de intenso programa la visita del Papa Francisco a Cagliari, donde el domingo 22 de septiembre fue acogido con calor y entusiasmo por casi cuatrocientas mil personas llegadas de toda Cerdeña. La jornada se abrió significativamente con el encuentro con el mundo del trabajo. En un contexto marcado por una dramática desocupación, sobre todo juvenil, el Pontífice recordó que “donde no hay trabajo falta la dignidad”, consecuencia de “un sistema económico que tiene en el centro un ídolo”, el dinero. El tema de la falta de trabajo volvió durante la misa celebrada ante el santuario de la Virgen de Bonaria: al inicio de la homilía el Pontífice habló del “derecho a llevar el pan a casa” y dijo que la Virgen enseña a tener una mirada que acoge: enfermos, abandonados, pobres, lejanos, jóvenes en dificultad. Encontrando al inicio de la tarde en la catedral a cuantos son asistidos por la Iglesia, el Papa alertó del riesgo de que, en una sociedad dominada por la cultura del descarte, la palabra “solidaridad” sea “suprimida del diccionario” porque “molesta”. Mientras, en el sucesivo encuentro con el mundo de la cultura, habló de la crisis -definida “de cambio de época”- como peligro y como oportunidad. Finalmente a los jóvenes el Papa Francisco pidió que no escuchen a cuantos “venden muerte”, sin desalentarse ante fracasos y dificultades. Para confiar sólo en Jesús. Para abrirse a Dios y a los demás, en la fraternidad, en la amistad y en la solidaridad.