“Compartamos la alegría de nuestra fe”

Fecha: 
Mié, 31-Oct-2012

Escrito por Mons. Jonás Guerrero Corona

Iniciamos el AÑO DE LA FE en la Santa Iglesia Catedral y en cada comunidad parroquial a lo largo y ancho de esta Diócesis vibrando con el Papa Benedicto a fin de que, por gracia de Dios, sea un año pleno de alegría y esperanza para todos los discípulos de Jesucristo.

El Domingo Mundial de las Misiones vino a desafiarnos para compartir la alegría de creer en Cristo unidos a la Iglesia, lejos de nosotros los criterios equivocados viendo en ello un signo “expansionista” o búsqueda de “hegemonía católica” o categorías similares fuera de la óptica del Evangelio que es ir a otros en la certeza de pertenecer a la Iglesia y con celo evangélico compartir la alegría de creer en Cristo y creerle a Cristo con todas sus consecuencias.

En medio de situaciones de desasosiego o de angustia, de inseguridad y violencia, en la desorientación y en la soledad los católicos de esta Iglesia Particular nos vemos urgidos a impregnar toda circunstancia existencial de la alegría de vivir en Cristo, por Él y en Él, afrontando llenos de esperanza las vicisitudes de cada día y anunciando que el mal, o el sinsabor, o la desilusión no tienen la última palabra, sino que sólo Jesucristo tienen la última palabra porque resucitó.

Como no vivir en la alegría constatando que desde nuestro Bautismo pertenecemos a la familia de Jesucristo y con el vigor de los dones del Espíritu Santo afrontamos la vida cotidiana y nutridos de la Eucaristía colaboramos en el bien de todos; así sea el laico coherente que impregna de Evangelio la realidad social en todos sus ángulos sin excepciones; o el religioso que colabora en la Pastoral Educativa, en la catequesis parroquial o en los programas del Plan Pastoral para desarrollar la caridad en todas sus formas; o los religiosos de vida contemplativa que orantes y viviendo la caridad comunitaria se santifican y colaboran en la vitalidad de la Iglesia.

Imposible esconder el gozo de ser católico en cualquier rincón del planeta donde puedo encontrar una comunidad y sentirme en casa, recibido, acompañado, alimentado con la Palabra de Dios y el vigor de los Sacramentos; constatar que soy parte viva de la Iglesia fundada por Cristo que es una, santa, católica y apostólica. ¡Quién podrá quitarme ese gozo profundo y dinamizador de mi identidad misionera!

Y qué podrá desanimarme si voy palpando a nuestra Iglesia Católica como la institución no gubernamental que más ayuda humanitaria brinda en todo el mundo, sin distinción de credos, razas, opción política, social o cultural; repasar la historia y verificar en la historia del arte en general: música, literatura, arquitectura, pintura la presencia de la Iglesia paso a paso.

Me entusiasma de manera particular escuchar a nuestro Pastor Universal, obispo de Roma, sucesor de San Pedro, Benedicto XVI, hombre sabio y virtuoso, en línea ininterrumpida desde el Apóstol al que Cristo mismo confió su rebaño; de manera que vivo la certeza de que soy parte de la única Iglesia de Jesús que cuida nuestra fe durante dos mil años ininterrumpidos, fe que se resume en el Credo recitado desde siempre en todas las lenguas y culturas domingo a domingo celebrando a Jesús, Señor Resucitado. Iglesia que no es fruto de un cisma o invento de un hombre “iluminado” sino sólo de la voluntad salvífica de nuestro Redentor que dijo: “sobre esta piedra (PEDRO) edificaré mi Iglesia y el imperio de la muerte no la vencerá” (Mt 16,18).

Esa certeza de fe en este AÑO DE GRACIA se fortalece y vivifica, motivo de auténtico gozo, como dijera el profeta: “los llenaré de alegría” (Is 56,7), y me dinamiza para compartirla, pues el bien es difusivo de sí mismo; gozo que no se puede quedar encerrado o atenazado por miramientos humanos, sino llevado a los demás para que todos a nuestro alrededor compartan la alegría de nuestra Fe católica.

+ Jonás Guerrero Corona
Obispo de Culiacán